CONFERENCIA ELECTRONICA LATINOAMERICANA
SERVICIOS FINANCIEROS PARA LOS POBRES RURALES
5 DE MAYO AL 25 DE JULIO
FIDAMERICA

ANALISIS
NICARAGUA

NUEVAS LECCIONES DE LAS EXPERIENCIAS LOCALES PARA LA CONSTRUCCION DE INSTITUCIONES FINANCIERAS Y DE DESARROLLO VIABLES

Resumen

La contribución del sistema financiero actual al proceso de desarrollo rural y nacional ha venido disminuyendo notablemente tanto por efecto de la política monetaria, de la concentración del crédito a favor de grandes empresarios, como producto de la incapacidad de las actuales instituciones de adaptarse a las demandas y características de las empresas familiares rurales.

El resultado de tal situación es que la mayoría de las familias rurales pobres, incluyendo a las que disponen de buenas tierras, no encuentran oportunidad para financiar sus esfuerzos productivos ni para depositar sus ahorros.

Los bancos y las cooperativas de ahorro y crédito tendrán por años una presencia limitada en el mundo rural. En cambio, los procesos de participación y organización local promovidos por instituciones y asociaciones sin fines lucrativos ofrecen nuevas oportunidades para fortalecer el sistema bancario en general.

Existe actualmente una gran diversidad de programas de financiamiento rural promovidos por diferentes instituciones privadas y públicas de desarrollo. Dichas operaciones o programas se desarrollan en un ambiente de desorden, lo cual no beneficia al país y conduce a grandes pérdidas, como en el caso de muchos proyectos de desarrollo rural financiados con recursos externos.

El desarrollo de instituciones privadas capaces de ofrecer de forma duradera servicios financieros adaptados y accesibles a las empresas familiares rurales de Nicaragua requiere de un esfuerzo en materia de reglamentación, regulación y control de las actividades de intermediación financiera.

En conclusión, el desafío principal del financiamiento rural está en fomentar la emergencia y construcción de nuevas instituciones, basadas en modelos de organización que superen los problemas presentes para ofrecer servicios financieros eficientes, adaptados y duraderos, como condición para impactar en el desarrollo.

I. Desarrollo nacional y mercados financieros

El contexto actual se caracteriza por el hecho de que la mayoría de los productores de bienes y servicios no están organizados para hacer valer dentro de la sociedad sus derechos y sus demandas frente a las grandes empresas verticalizadas que están muy bien organizadas para controlar los mercados.

Al mismo tiempo, se debe reconocer que existen oportunidades económicas y potencial de desarrollo en la región… No hay duda que los pequeños y medianos productores y empresarios familiares son fundamentales para el despegue económico por su potencial y capacidad de :

  • generar empleo permanente,
  • producir mayor valor agregado con inversión local nacional,
  • redistribuir mejor el ingreso nacional,
  • ofrecer al mercado productos de alta calidad, por ejemplo sin pesticidas,
  • racionalizar y mejorar el aprovechamiento de los recursos naturales.

Actualmente, tanto la banca de desarrollo como la comercial son incapaces de participar activamente en el financiamiento del desarrollo local. La primera esta en bancarrota, la segunda buscando la mayor tasa de rentabilidad en operaciones comerciales rápidas. Su cultura e infraestructura institucional, su influencia y conocimientos locales son notablemente insuficientes. Sus métodos operacionales y costos administrativos no le permiten adaptarse a las necesidades de los productores rurales y vuelven demasiado elevados los costos de transacción para préstamos de bajo monto.

Es bien cierto que el crédito subsidiado ofrecidos antes de los 90 por los bancos de desarrollo y comerciales han favorecido a los grandes empresarios. Un análisis de la estructura financiera de cartera lo evidencia. Entre las razones que explican la pérdida de credibilidad de los bancos de desarrollo y su poca adaptación a la realidad rural, están :

  • la orientación politizada del crédito (favores, condonaciones...)
  • el dirigismo del crédito hacia una modernización poco racional
  • la insuficiente atención a las demandas de los usuarios
  • la casi nula participación de los usuarios en la gestión de las instituciones

Habría que agregar que los pequeños y medianos productores generalmente han sido mejores pagadores que los grandes empresarios, como lo evidencian los conocidos problemas del los bancos públicos de la región CA para recuperar su cartera, particularmente con el sector de la ganadería extensiva.

De hecho, para hacer un análisis de la realidad de los mercados financieros rurales se debe distinguir las diferentes lógicas y racionalidades de los productores, quienes no contribuyen de igual forma a la formación del valor agregado nacional. Nada tienen que ver los campesinos cafetaleros de la meseta central de Costa Rica con una plantación de 50,000 Ha de cítricos administrada por una empresa transnacional donde laboran unos cuantos obreros permanentes.

Por lo tanto, el crédito no debe ser visto solamente como un "negocio financiero" sino también de acuerdo a su impacto en el desarrollo nacional.

La capitalización de un sistema de financiamiento no es sólida si descansa en la descapitalización de los productores y actores económicos locales. En este sentido, la captación de ahorro previamente al crédito no debe ser un dogma.

Las experiencias de las ONG’s y banca tradicional en los mercados financieros rurales han sido frecuentemente decepcionantes y aportan muchas enseñanzas de lo que no debe de hacerse. La disminución de la credibilidad del cooperativismo entre los centroamericanos debería ser tomada muy en cuenta. Las soluciones de tipo Fideicomiso no han demostrado su efectividad y de hecho fueron abandonadas en Asia y Africa desde hace más de una década...

II. Instituciones frágiles con limitada oferta de servicios financieros

· La información disponible demuestra el grave deterioro de la capacidad de los bancos públicos

La banca pública de desarrollo que tiene un buen tendido de oficinas pero una deteriorada imagen institucional (clientelismo, condonación) ofrece créditos de montos altos (por disminución de sus costos de transacción), frecuentemente con tasas activas negativas (para fondos especiales), exige garantías materiales, y condiciona el uso del crédito a determinados objetos llamados "rentables". Lo que interesa no es tanto el sujeto del crédito como el objeto financiado…Actualmente, su capacidad financiera es muy limitada (reducción de subsidios públicos) y esta en proceso de bancarrota y/o privatización. La principal crítica de los campesinos es la falta de oportunidad del préstamo, el engorroso trámite burocrático y la orientación exclusiva hacia la producción de determinados rubros.

La enorme deuda de los grandes empresarios (133 millones de dólares) mantiene paralizada a la banca pública a pesar de las masivas inyecciones de recursos de la banca mundial… En el caso de Nicaragua, tal vez el más grave en toda la región, los datos de la Superintendencia de Bancos son elocuentes : menos del 5% de toda la cartera morosa pertenece al 76% del total de morosos (±13,000 clientes) mientras unos 200 clientes (1% del total) acumulan cerca del 50% de la mora total.

· La banca comercial privada se interesa en otros negocios y no en el sector rural

La banca comercial privada, instalada principalmente en la ciudades más grandes, concentra sus actividades en operaciones comerciales de mayor rentabilidad a corto plazo y responde a los intereses empresariales de los grupos económicos que los han creado. Sus créditos son igualmente muy tradicionales : montos altos, garantías materiales, tasa de interés positiva, estricto análisis de rentabilidad de los proyectos financiados. Prácticamente, las UEFR no acceden por la vía directa a los recursos de la banca privada, que no los considera como un segmento de mercado interesante...

· Gran diversidad de las ONG’s : caritativas, desarrollistas o sociedades financieras

Las Organizaciones No Gubernamentales dedicadas al desarrollo rural son muy heterogéneas en cuando a sus características. La mayor parte son de tipo caritativas y/o desarrollistas y sus programas de crédito reflejan tal orientación : crédito en especie, paternalismo, tasa activa negativa, falta de profesionalismo en la administración, bajísimos niveles de recuperación, préstamos condicionados a la adopción de determinados paquetes tecnológicos, ausencia de captación de ahorro local, servicios financieros amarrados con la comercialización, el abastecimiento ...

Sin embargo, han surgido en los últimos años, organismos privados especializados en la provisión de servicios de crédito particularmente con el crecimiento vertiginoso del sector informal y del flujo de recursos externos dedicados al fomento de la micro, pequeña y mediana empresa. Con métodos de promoción y de financiamiento probados, administración profesional, sistema de garantía adaptados a las características de los pobres (pe grupos solidarios), presentan buenos resultados en términos financieros: altas tasas de recuperación y eficiente administración de los recursos. Sin embargo, la lógica de alcanzar la rentabilidad a corto plazo limita su participación en el financiamiento de actividades agropecuarias y por tanto cuestiona su impacto en el desarrollo local. Además, no ofrecen más perspectiva que la vinculación del prestatario con la banca formal, un vez graduado como buen pagador. Finalmente, no ofrecen espacios de participación de los usuarios en la gestión del sistema, lo cual constituye a plazo un talón de Aquiles en el camino hacia la perennidad. Estas organizaciones funcionan como sociedades financieras un tanto alejadas del debate sobre el desarrollo.

· Las cooperativas de Ahorro y Crédito tienen escasa penetración rural

Las cooperativas de ahorro y crédito y en general las formas asociativas o mutuales (con excepción de las organizaciones surgidas del proceso de reforma agraria), mayormente instaladas en sectores urbanos, hacen del aporte de capital y de la captación del ahorro de sus propios asociados una condición previa al crédito, lo que tiende a fortalecer el respeto de las reglas establecidas y teje un fuerte vínculo de pertenencia o apropiación entre los usuarios y su propia organización. Sin embargo, la estricta vinculación entre la capacidad de prestar y el ahorro tiende a agudizar la diferenciación social a nivel local. De hecho, una de las principales funciones de un sistema financiero es intermediar el dinero, captando de las unidades económicas "excedentarias" para prestar a otras unidades económicas "deficitarias". Por otro lado, las ventajas teóricas que debería procurar su carácter autogestionario y participativo solo se verifican en pocos casos. Estas organizaciones no funcionan realmente de acuerdo al espíritu cooperativo, sus instancias directivas son controladas por un pequeño grupo de notables, rara vez las mujeres acceden a cargo directivos aunque sean mayoritarias en su membresía y enfrentan frecuentemente casos de malversación, lo que ha ido deteriorando su imagen en la población. Además, la población tiende a considerarlas como instrumentos al menos manipulados por el Estado, razón por la que poco confían en su desarrollo.

· Los proyectos de desarrollo integral muestran graves carencias en su formulación y ejecución

Los proyectos de Desarrollo Rural Integral (DRI) financiados con ayuda internacional han distribuido grandes volúmenes de crédito hacia agricultores (mayormente hombres) con el objetivo fundamental de incentivar la adopción de nuevas tecnologías (supuestamente más rentables), generalmente con tasas de interés negativas, ausencia de mecanismos de garantía y pocos trámites. Estos sistemas son administrados frecuentemente de forma paternalista y la recuperación de los créditos es rara vez superior al 50%, volviendo totalmente insostenible el esfuerzo emprendido. La principal crítica de las familias rurales es precisamente la falta de perennidad y también el carácter impositivo en el uso de los recursos (supervisión técnica).

La influencia de los Estados y Gobierno sobre el empleo de la ayuda internacional logra en muchos casos efectos contrarios a los deseados inicialmente. Créditos fáciles, de montos muy altos, sin garantías y con frecuencia distribuidos con discursos políticos tienden a destruir los tesoneros esfuerzos de las pocas instituciones financieras locales.

· Comerciantes, usureros, parientes y amigos constituyen la principal fuente de crédito de las familias rurales pobres y los microempresarios locales.

La usura y el financiamiento a través de comerciantes son los mecanismos dominantes en el sector rural, basados en el conocimiento del prestatario y mecanismos de garantía moral, social y material (pe prendas de oro). Generalmente, los préstamos son en dinero efectivo, abiertos a todo tipo de objeto y oportunos en su desembolso. Sin embargo, a causa de su altísimo costo para el prestatario (tasas mensuales reales superiores al 5%), estos créditos alcanzan una fracción de la población que demanda crédito y satisface solo una pequeña parte de la demanda. Las redes de reciprocidad, fundamentamentas en las relaciones entre familiares cumplen un importante, aunque insuficiente papel en el financiamiento de las demandas de las familias rurales pobres. Los préstamos son de bajo monto, generalmente sin tasa de interés y oportunos. Hay pocos estudios sobre su funcionamiento.

En conclusión, para la mayoría de las familias rurales, los servicios financieros ofrecidos por el llamado "libre" mercado se han caracterizado por ser escasos, caros, poco oportunos e inadaptados a sus características.

III. El agotamiento de los métodos tradicionales de financiamiento rural

En los años 90, con la profundización de las crisis económicas y agrarias en Centroamérica y la implementación de los programas de estabilización y ajuste estructural ha quedado en mayor evidencia la extrema fragilidad de los esquemas de financiamiento tradicional hacia el mundo rural, particularmente en lo que respeta al desempeño de la banca pública de desarrollo.

Agotada por décadas de políticas institucionales y financieras inadecuadas, paternalistas y clientelistas, la banca de desarrollo se encuentra al borde de la bancarrota, concentrando mayormente sus operaciones rurales hacia sectores de gran producción y rubros no tradicionales, teóricamente menos riesgosos.

Parte del espacio dejado vacante por la banca formal, ha sido ocupado por una gran diversidad de instituciones y programas, tales como ONG’s, Proyectos internacionales de desarrollo, Cooperativas y Asociaciones de productores, quienes han tenido éxitos relativos en proveer servicios financieros adaptados y duraderos a las familias rurales. En efecto, en la mayoría de los casos, los métodos usados por la banca formal, han sido reproducidos por las fuentes alternas de financiamiento, con resultados decepcionantes al final. Entre las principales críticas frente a los enfoques tradicionales de financiamiento rural se destacan :

  • La excesiva centralización y burocratización de las decisiones que determinan a fin de cuentas la entrega poco oportuna del crédito a manos de las familias rurales y una profunda falta de conocimiento mútuo entre los demandantes de servicios financieros y las instituciones ofertantes. De allí, no ha sido posible en la mayoría de los casos desarrollar relaciones de confianza con los deudores y gracias a ello estar en permanente escucha de sus problemas, a fin de adaptar los servicios a las realidades locales y las demandas específicas de las familias rurales.

  • Generalmente, el crédito ha sido dirigido solo hacia ciertos rubros de producción (considerados rentables por el acreedor), con frecuencia ha sido atado a la adopción de determinadas tecnologías y a veces el deudor ha tenido la obligación de comercializar dentro de un circuito determinado. El crédito en especie ha sido justificado como una forma de luchar en contra de la desviación de los recursos hacia otros usos. En todos estos casos, se pone de manifiesto la escasa confianza que la institución financiera tiene hacia sus deudores y la poca responsabilidad que le reconoce a los mismos en la gestión de su propio crédito.

  • Los sistemas de garantía basados en bienes materiales no han sido adaptados a las posibilidades de la mayoría de las familias rurales, excluyéndolas de hecho del acceso al crédito (campesinos pobres, mujer rural, jóvenes…).

  • Las políticas distributivas de crédito, con frecuencia motivadas por orientaciones políticas y clientelistas, no han sido acompañadas de los esfuerzos apropiados para captar el ahorro rural, lo cual vuelve frágil e incierto el logro de una mayor autonomía financiera así como el desarrollo de una relación de apropiación social de los sistemas financieros por sus propios usuarios. La participación de los usuarios en la definición de las políticas financieras ha sido muy limitada y el enfoque descendiente ha sido más bien la regla general.

  • Todos los elementos antes expuestos explican en gran parte las bajas y a veces catastróficas tasas de recuperación del crédito, las que a fin de cuenta determinan en gran parte la viabilidad a largo plazo de cualquier sistema de financiamiento.

IV. Nuevos enfoques para el financiamiento del desarrollo rural

Invertir en medio de la inestabilidad es arriesgado y más complejo de evaluar y analizar. La cartera puede ser grande con pocos préstamos permitiendo un equilibrio financiero rápido…siempre y cuando paguen los deudores. Indudablemente que las experiencias demuestran que el pequeño crédito es mucho menos riesgoso. De hecho una parte considerable de la población rural y urbana trabaja por cuenta propia en pequeñas empresas que emplean una mayoría de familiares y tienen una capacidad de pago para préstamos pequeños.

Por ello han surgido nuevos enfoques que proponen importantes innovaciones para superar las limitaciones observadas en el financiamiento tradicional. Las principales innovaciones son :

  • La búsqueda permanente de un diálogo con los usuarios, basada en la "escucha" de sus demandas y la comprensión de sus situaciones específicas. En este sentido, se trata de asociar progresivamente a los usuarios en la definición de las políticas y reglas del sistema de financiamiento. En fin, se intenta adaptar los sistemas financieros a las realidades locales y características particulares de la población rural pobre.

  • Métodos de promoción que permitan alcanzar un amplio sector de la población rural y no solo los campesinos, sino también las campesinas, y en general todas las actividades económicas que se desarrollan en un territorio (transporte, transformación, comercio local, artesanía…) como una forma de impactar simultáneamente en diferentes ámbitos económicos y sociales y de disminuir riesgos en la gestión de la cartera. Por otro lado, en contextos de polarización política, es muy importante que la institución financiera trabaje sin colores religiosos, políticos o gremiales y por tanto que tenga una comunicación abierta de forma directa con la población sin la mediación de caciques locales, líderes políticos o religiosos.

  • El desarrollo de un aprendizaje gradual en la gestión del sistema de financiamiento, tanto por parte de los prestatarios como de los acreedores, dentro de un enfoque de experimentación que busca la construcción de una nueva identidad institucional, basada en la confianza recíproca. Ello se expresa en particular a través de la oferta de montos modestos al inicio, pero gradualmente crecientes a medida que se consolida el sistema y que la recuperación se mantiene alrededor del 100%.

  • Los primeros préstamos de montos pequeños y a corto plazo constituyen una estrategia que busca también excluir a los demandantes más acomodados y permitir el acceso a los sectores más pobres, disminuir riesgos durante la fase de arranque del sistema, dar oportunidad de conocerse mutuamente (institución - usuario) a fin de poder pasar más adelante a fórmulas de financiamiento más complejas (crédito de inversión con montos mayores y mayor plazo).

  • La oferta de un crédito abierto que puede usarse en la diversidad de actividades que desarrollan las familias rurales y "calzar" en las estrategias de producción y reproducción de las mismas. En este sentido el crédito esta orientado por la demanda. Ello constituye un forma para responsabilizar al usuario del crédito tanto de su buena inversión como de su oportuno reembolso. Así mismo permite tener una cartera más diversificada y con mayor equidad entre géneros.

  • Un crédito de responsabilidad individual en cuanto a su empleo (aunque respaldado por garantías sociales) frente a los esquemas de uso colectivo, que han dado pobres resultados en la historia reciente de Centroamérica.

  • La necesidad de un acompañamiento directo del usuario que permite conocer mejor los problemas y perspectivas de la Unidad Económica Familiar.

  • La libre disponibilidad del crédito otorgado en dinero, es decir un medio fungible, que facilita significativamente una utilización abierta y diversificada de los recursos.

  • Una tasa de interés activa que permite cubrir los costos de intermediación a mediano plazo, la que por lo general es siempre mucho más barata que las tasas de interés que las familias rurales están pagando en la actualidad aunque más cara que la oferta "teórica" de los bancos formales. La fijación de la tasa de interés es un aspecto central para asegurar la viabilidad financiera y por tanto la perennidad de un sistema.

  • Una radical disminución de los costos de accesibilidad para el usuario (trámites simples, papelería apropiada, oficina cercana), enfatizando así en la importancia de la entrega oportuna de los recursos y su disponibilidad en cualquier momento del año.

  • La contribución de los usuarios a la formación del capital social del sistema y luego para captar sus ahorros monetarios, aunque ello no constituya un requisito previo al acceso al crédito. En contextos de clara descapitalización de las familias rurales no es posible esperar que un sistema de financiamiento rural sea capaz de captar muchos recursos de la población en un tiempo corto (2 - 5 años). Al mismo tiempo, la participación al capital es un medio para que los usuarios tomen riesgo y se comprometan en una sana gestión del sistema.

  • La creación de un sistema de garantías sociales (grupo solidario de fianza) y garantías morales (selección del prestatario), facilitando el acceso a las familias más pobres que no pueden ofrecer garantías materiales. Así mismo, las garantías se fortalecen con distintos mecanismos de presión social a nivel de la comunidad (depositantes de ahorro y demandantes sobre los deudores) y con la capacitación previa al crédito (regla claras y transparentes, …) haciendo del préstamo un acto social más responsable y consciente.

V. Algunas enseñanzas de las experiencias en curso

  • El éxito de los sistemas de financiamiento descentralizados

    Aunque la mayoría de las experiencias de financiamiento descentralizado en el mundo son relativamente recientes (de 5 a 20 años) se puede afirmar que su trayectoria es hasta ahora bastante exitosa, particularmente en el caso de los programas de crédito solidario (enfoque de crédito previo al ahorro) como el de Grameen Bank en Bangladesh que presta servicios financieros a 2 millones de personas (93% mujeres) con una cartera promedio de 30 millones de dólares y alcanza un 97% de recuperación.

    Resultados alentadores se observan en otros programas, como el Crédit Rural de Guinea en Africa occidental, o más cerca de nosotros con el sistema de los bancos locales y los bancos rurales en Nicaragua, apoyados por el instituto Nitlapán y la Federación Nacional de Cooperativas Agropecuarias respectivamente. Igualmente en el caso del banco campesino de San Dionisio promovido por PRODESSA.

    Todos estos sistemas están concebidos desde el principio cerca de y al servicio de sus usuarios en una perspectiva de perennidad.

    Entre los más importantes factores de éxito se encuentra un gran realismo en cuanto a la capacidad de autogestión local, muy limitada al principio y luego creciente en la medida en que se desarrolla con fuerza el proceso de formación de los diferentes actores.

  • La preferencia de las familias rurales por el crédito abierto en dinero.

    En un contexto económico e institucional caracterizado por altos niveles de incertidumbre y riesgos (inestabilidad del acceso a la tierra, acceso desfavorable al mercado…) y una creciente monetización de los intercambios, la mayoría de las familias rurales pobres desarrollan estrategias basadas en actividades económicas rentables a corto plazo, tanto agropecuarias como no agropecuarias. De esta forma, el acceso a fuentes de crédito abierto en dinero contribuye a frenar y en algunos casos a revertir los procesos de descapitalización de las unidades económicas observados en numerosas regiones. En efecto, el crédito en dinero facilita la diversificación de las inversiones y responde de forma más oportuna a las tensiones internas de los sistemas de producción campesinos.

  • El carácter crucial de la oportunidad del crédito.

    Desde el punto de vista del usuario del crédito, el costo del mismo no se limita a la tasa de interés (costo directo) sino que incluye el costo de transacción (costo de los viajes a las oficinas, tiempos para trámites, papeleo…) y sobretodo el costo de accesibilidad o de oportunidad del crédito. Por ejemplo, una demora de 2 semanas en la entrega de un préstamo en relación a la fecha programada puede significar para el usuario la pérdida completa de una parcela atacada por plagas, o bien desaprovechar un negocio a precio favorable. Con frecuencia, se verifica en la práctica que el costo de oportunidad de acceso al crédito es el más elevado. En consecuencia, la oferta de crédito en cualquier momento del año y de forma ágil, permite mejorar significativamente las oportunidades de las familias rurales frente a los mercados.

  • La relevancia del papel de la mujer en la economía rural.

    Las experiencias de financiamiento rural confirman la importancia del papel de la mujer en las dinámicas económicas familiares a nivel rural, tanto por su aporte directo (no remunerado) a los procesos de producción, por el valor que agregan a los productos agropecuarios vía transformación y comercialización y por sus propias actividades económicas no ligadas directamente a los procesos productivos (pequeño comercio, …). Además se pone de relieve tanto la mayor responsabilidad de la mujer frente a los compromisos adquiridos como su capacidad de invertir más responsablemente el crédito, con mayor impacto en los miembros de su familia, particularmente los niños. Ello coloca a la mujer rural, actor central del desarrollo, como un sujeto de primera prioridad para los sistema de financiamiento y a la vez debería conducir a profundizar los estudios de sistemas de producción incorporando el enfoque de género.

  • La importancia creciente de los ingresos no agrícolas para las familias rurales

    La persistencia y en algunos casos la aceleración del éxodo rural, provoca que un mayor número de miembros de una familia rural se encuentren trabajando tanto en ciudades cercanas como lejanas. El aumento del volumen de las remesas familiares provenientes de EU y otros países es un fenómeno económico mayor de las últimas décadas que pone en evidencia la existencia de amplias redes familiares y de solidaridad más allá de las fronteras de la finca. Así, se observa una más estrecha vinculación campo-ciudad, favorecida por la ampliación de la red vial y acceso a medio de transporte y comunicación en general.

    En las ciudades, miembros de familias rurales encuentran mayores oportunidades de conseguir un salario, de hacer comercio o transformación. Por ello, es cada vez más frecuente descubrir que los ingresos no agrícolas constituyen la parte mayor de los ingresos de muchas familias rurales. Los ingresos provenientes de actividades urbana regresan, al menos en parte, hacia el campo : tal es el caso de las mujeres comerciantes que a partir de su propia actividad financian la compra de los insumos utilizados por el marido en la parcela.

  • Las familias rurales pagan altas tasas de interés

    El debate acerca de las tasas de interés ha sido muy contaminado por la presión contínua de los sectores que más resienten los aumentos de la tasa nominal del crédito, pues son los mismos que tradicionalmente se han beneficiado del acceso a grandes volúmenes de crédito bancario. En cambio, a nivel de las familias rurales pobres que no han tenido en su mayoría la oportunidad de acceder al crédito formal, las tasas de interés que tienen que pagar dentro del sistema informal (compra de futuro de los comerciantes, mediería, usura…) son realmente muy altas y van de 100 hasta 300% anual y a veces mucho más. Ello evidentemente limita el acceso a dichas fuentes, reservadas para los casos extremos y las emergencias. En el razonamiento del nivel de la tasa de interés se debería hacer intervenir dos aspectos :

    La experiencia tiende a demostrar que la construcción de nuevas instituciones financieras implica un costo más alto que para los sistemas formales (administración de muchos préstamos de pequeño monto, acompañamiento de los prestatarios en lugares de trabajo dispersos y poco accesibles, capacitación preparatoria al crédito) y que los riesgos, particularmente aquellos vinculados a la agricultura son mayores. Niveles de utilidad marginal (ingresos financieros menos costos de los recursos financieros) del 18 al 30% según el programa de crédito se encuentra en fase de madurez o en una fase inicial de crecimiento permiten cubrir el conjunto de los costos operativos y asegurar la viabilidad financiera a largo plazo.

    En cuanto a la capacidad de pago del costo del crédito por las familias rurales, no se puede usar como único indicador la tasa promedio de rentabilidad del capital sino la tasa de rentabilidad marginal de la o las actividades económicas financiadas, en otras palabras el efecto que produce la disponibilidad oportuna del crédito. Una ilustración de ello es el efecto que puede producir un crédito de consumo para permitir la retención de la cosecha de granos cuando el precio de mercado esta deprimido y su venta algunos meses después cuando el precio haya duplicado o triplicado.

  • Los más pobres tienen capacidad de pago

    La capacidad de pago depende en primer lugar del monto y obviamente del uso de los recursos prestados. Por lo tanto se debe admitir que no existe una capacidad de pago "estandar" sino varias de acuerdo a la situación específica de las Unidades Económicas Familiares Rurales (UEFR). Así una familia puede tener capacidad de prestar y pagar $20 y otra $5,000. De allí que cada préstamo debe ser analizado no solo en función del o los objetos que desea financiar el prestatario sino del conjunto de ingresos y egresos que caracterizan la economía familiar en un momento determinado.

    Por otro lado, se ha observado con frecuencia que aún habiendo capacidad de pago, los préstamos no son reembolsados. Ello tiene que ver con la calidad de la relación social que los usuarios desarrollan con las instituciones de financiamiento. Lógicamente, entre más distante y alejado se sienta el usuario, más aceptable puede resultar deshonrar un compromiso de pago. Ello es aún más cierto cuando se trata de dineros provenientes del Estado y/o de organismos donantes externos.

  • La seguridad sobre la propiedad agraria es clave en la inversión

    En varios países de la región centroamericana (Nicaragua, El Salvador, Honduras), se dieron importantes procesos de redistribución de la tierra que ofrecen teóricamente oportunidades extraordinarias para un aumento de la contribución del sector campesino a la producción y bienestar nacional. Es un hecho innegable que la mayoría de las cooperativas de producción en Centroamérica fueron parceladas por iniciativa de sus propios socios y que sus formas actuales de organización ya no corresponden con sus estatutos originales. La presión de muchos antiguos propietarios para recuperar sus haciendas, la existencia de títulos colectivos indivisos, la pésima calidad del catastro agrario, el problema del endeudamiento bancario y agrario y los costosos trámites de parcelación legal se encuentran entre los mayores problemas de muchos grupos y cooperativas de Reforma Agraria. Por ello, los campesinos se debaten en medio de grandes inseguridades sobre la tenencia de la tierra, lo cual dificulta o impide los procesos de inversión.

    Para convencerse de este importante hecho, se puede observar los primeros resultados del increíble esfuerzo de centenares de familias campesinas en Nicaragua que están pasando por un proceso de "socio-asalariado" a una lógica de finquero. Ahí se puede observar la importancia de las inversiones en trabajo en la finca (construcción de la casa en la parcela, pozo, vivero, cercas…), el empuje de la diversificación productiva (asociación agricultura-ganadería, árboles y cultivos anuales…) y a la postre cómo las tierras dedicadas hace poco a monocultivos (caso algodón en Nicaragua) o a pastoreo extensivo están siendo "reconquistadas" y transformadas en sistemas de producción mucho más intensivos en trabajo.

  • El interés de las familias rurales por el ahorro monetario.

    No todas las familias rurales están en situación de extrema pobreza y existe una significativa diferenciación social dentro del mundo rural. Contrariamente a ideas recibidas, muchos estudios y experiencias demuestran que las familias rurales tienen capacidad de generar ahorro y tienen interés en utilizar los servicios de instituciones especializadas en prestar servicios financieros. Entre las principales motivaciones del ahorro se destacan :

    - la protección del dinero del robo y la destrucción accidental ;
    - la sustracción del dinero a las tentaciones de gastos de consumo y presiones familiares ;
    - la disponibilidad inmediata del dinero en caso de emergencia (enfermedad, muerte…).

VI. Construir instituciones viables depende más del capital humano que del dinero

Parecería una paradoja, pero la práctica demuestra que a la postre es más importante la formación de capital humano que el mismo dinero. De hecho, gran parte de las limitaciones de los sistemas formales se debe precisamente a su desconocimiento profundo de la cultura de las sociedades rurales y de la racionalidad de los sistemas de producción campesinos.

Por ello, ninguna institución puede tener éxito duradero sin incorporar un esquema de formación permanente para su personal y para los propios usuarios del sistema.

Los procesos de formación permanente descansan básicamente en la existencia de un efectivo sistema de seguimiento y evaluación. Es a partir de la observación sistemática de la realidad, su interpretación y el análisis de los problemas que se puede construir el capital humano que dichas instituciones requieren.

Generalmente, se comete el error de considerar que la prioridad en la formación es el personal profesional de la institución y en algunos caso los directivos locales que representan al conjunto de los usuarios. El desafío consiste en ampliar al máximo la formación al conjunto de actores del sistema es decir los usuarios del mismo. Para ello, se requieren importantes esfuerzos en materia de métodos de comunicación, lo que deben ser apropiados al medio social.

En el fondo, las orientaciones de la formación tienen mucho que ver con las opciones que se siguen en cuanto al modelo de gestión del sistema. En efecto, las experiencias de autogestión local desarrolladas solo a partir de recursos externos y promovidas desde afuera no han logrado durar. En cambio los modelos de cogestión donde se definen las responsabilidades respectivas de los actores (institución promotora, usuarios del crédito…) han ido abriendo paulatinamente el camino hacia niveles crecientes de participación de los usuarios en la gestión del sistema.

Uno de los aspectos claves en toda intervención sobre el desarrollo tiene que ver con la naturaleza y capacidad de la o las organizaciones promotoras de cambio social. En las últimas décadas, la aparición en el escenario del desarrollo rural de instituciones financieras no mutualistas ha venido a cuestionar a las tradicionales cooperativas de ahorro y crédito y otras formas asociativas. Existe un profundo debate acerca del grado de participación necesario de los interesados en la solución del problema financiamiento.

La observación de múltiples experiencias de distinta naturaleza, desde la autogestión (asociaciones locales, cooperativas) hasta las organizaciones centralizadas y "verticales" (bancos, financieras) permite avanzar algunas ideas acerca de las condiciones de viabilidad social de las intervenciones en los mercados financieros rurales.

La gran mayoría de las intervenciones sobre el mercado financiero no fueron el resultado de procesos de organización endógenos sino de incentivos externos, particularmente con la aportación de los recursos financieros. De hecho, la mayoría de las COOPAC en los países del sur y la casí totalidad de los fondos rotativos, fondos en fideicomiso, fondos de proyectos y "financieras" del sector informal no se crearon solo sobre la base del ahorro propio sino con dinero externo.

Las intervenciones financieras que arrancan en base a fondos externos, se han enfrentado a dos tipos de bloqueos :

  • El otorgamiento de capital semilla y de la libertad de decisiones desde el inicio, transfiere poder económico a ciertas familias que generalmente administran el dinero de acuerdo a sus propios intereses dentro de su red de reciprocidad local. En estos casos, se ha observado que los beneficiarios tienden más a la apropiación del dinero que a una construcción institucional perenne. Las reglas del crédito son demasíado favorables a los prestatarios (organizaciones dominadas por deudores y no por ahorrantes) y las condiciones de recuperación son laxistas e insuficientes, llevando a rápida pérdida de los recursos.

  • El manejo "vertical" del fondo de crédito por un banco, un proyecto o una financiera tiende igualmente a incentivar una apropiación del dinero en contra de la perennidad.

En muchos de los casos en los cuales la gestión y las decisiones eran entregadas directa y rápidamente a los "beneficiarios" se pudo evidenciar importantes limitantes que resultan de la insuficiente capacidad propia de la población de organizarse de forma democrática de cara a las ofertas de las instituciones nacionales y de cooperación. Las relaciones de poder existentes en el medio rural como en todo medio social jugaron un rol determinante en el funcionamiento real de las organizaciones rurales. El papel caudillista de los notables y los más pudientes en las cooperativas tradicionales es ahora más conocido ; las relaciones de intermediarios o "corredores" de la cooperación internacional que han asumido muchos líderes locales son cada vez más evidentes.

Por ello, la construcción de nuevas instituciones locales debe tomar muy en cuenta los problemas mencionados, y lejos de concluir que los pobres no son capaces de organizarse eficientemente, se debe enfrentar el caudillismo y el autoritarismo con métodos que profundicen aún más la democracia y la participación de los interesados.

La comunicación juega ahí un papel muy relevante, para hacer circular la información - principal fuente de poder - particularmente en todo lo que se refiere a la definición y difusión de las reglas de funcionamiento y la transparencia de las cuentas financieras. Ello requiere, no solamente la existencia de una administración profesional desde el inicio sino además someter a las organizaciones a rigurosos procesos de control y evaluación externos independientes. El estricto respeto de la renovación periódica de los cargos directivos y la inclusión obligatoria de mujeres en las instancias de dirección son medidas que contribuyen a construir instituciones más estables y vigorosas. Ahí se juega gran parte de la credibilidad y la confianza, elementos fundamentales para la perennidad de cualquier acción de financiamiento rural. Por tanto, la participación de los interesados y la democracia organizativa son además de necesarios, condicionantes claves del éxito.

Alcanzar rápidamente un funcionamiento democrático donde no hay experiencia democrática y polarización en la relaciones de poder local no es fácil. Por ello, se debe aceptar que el empoderamiento local y la organización de la población es necesariamente un proceso gradual.

Una de las formas de avanzar gradualmente hacia mayores niveles de participación efectiva y de apropiación social es desarrollar un proceso de aportación paulatina de capital y luego de ahorro. De esta forma la confianza se refleja de forma muy concreta y los usuarios toman poco a poco mayores riesgos y responsabilidad en la gestión de las operaciones financieras. Mientras tanto, la institución aportante de los recursos externos debe jugar el papel de garante del buen uso de los mismos y por lo tanto debe fijar las reglas básicas para un sistema financiero sano y eficaz con impacto en el desarrollo local.

El ahorro previo tampoco esto debe ser un nuevo dogma. Muchas instituciones financieras internacionales sostienen que no hay viabilidad para un sistema financiero sin que este se construya sobre la base del ahorro de los propios interesados y ciertamente ello ha sido la base de las grandes instituciones mutualistas del Norte (Francia, Alemania, España…) que luego fueron capaces de atraer el ahorro de otros sectores de la sociedad y redistribuirlo de forma eficaz.

Sin embargo, más allá de la teoría, cuando se analizan los contextos económicos, institucionales y sociales de la mayoría de los países del Sur, se observan condiciones muy distintas a las del Norte : graves debilidades institucionales, crisis de credibilidad política y de gobernabilidad, carencia de capital humano, amplia corrupción en los negocios y la conducción de los asuntos públicos, recesión económica, descapitalización de las familias rurales y éxodo rural sin perspectiva de empleo urbano, fuerte inflación, crisis de competitividad a causa de la política de apertura comercial…

De allí que no parece muy realista proponer que los sistemas de financiamiento rural se capitalicen inicialmente a través del ahorro de los mismos rurales. Sobre todo cuando se constata que la mayoría de las familias rurales se encuentran en procesos de descapitalización y que su capacidad de ahorro es muy limitada.

VII. Riesgos y desafíos para las instituciones financieras emergentes

  • El deterioro del entorno económico e institucional para las familias rurales pobres contribuye a deprimir las economías locales. La falta de regulación y control de los mercados financieros provoca una situación de anarquía poco favorable a la construcción duradera de sistemas de intermediación financiera con participación de los interesados locales. Por lo tanto, en un contexto de creciente deterioro económico e institucional mayores son los desafíos que deben asumir las institutiones locales emergentes. Aún más en el contexto de periodos electorales, cuando se observan ofertas "políticas" de crédito o su utilización como medio de presión sobre sectores endeudados.

  • Entre los desafíos más importantes que enfrentan las instituciones financieras descentralizadas está la necesidad imperativa de adaptar sus métodos de financiamiento a las dinámicas y características de los sistemas de producción.

  • Aún no se conocen de bancos formales que se hayan transformado en asociaciones civiles locales. En cambio, se conocen muchas experiencias de emergencia de bancos construidos a partir de raíces locales : Raiffeisen en Alemania y Suiza, RabboBank en Holanda. Crédit Agricole y Crédit Mutuel en Francia, Cajas de Ahorro y Crédito en España …

  • Además, deben impulsar un proceso de reflexión nacional y regional, particularmente en torno al marco jurídico (rara vez adecuado) y la necesidad de regulación de los mercados financieros. Se trata de procesos de diálogo y concertación con distintos actores (Estado, Banca, Organizaciones de productores, Sociedad civil organizada…) a fin de mejorar el entorno institucional y romper el aislamiento en que se encuentran muchas experiencias locales.

  • La intervención de los proyectos de desarrollo integral en los mercados financieros locales ha sido generalmente contraproducente para las familias rurales. Si bien durante la duración del proyecto han tenido acceso a un servicio de crédito, este rápidamente desaparece al terminar el mismo proyecto. Por otro lado, es indudable que la oferta de dinero fácil y con frecuencia con tintes politizados puede contribuir a la destrucción de iniciativas o organizaciones locales que trabajan de forma más rigurosa. La falta de regulación en este campo parece un aspecto clave.

  • El éxito atrae a los donantes y tienen razón de invertir sus recursos en buenos proyectos. Sin embargo, se observa con frecuencia que cuando cae un masívo flujo de dinero en una institución ello puede provocar efectos no deseados. Se trata más bien de acompañar un proceso complejo de formación y organización, que supone un avance gradual hacia las metas y requiere de un fuerte proceso de inversión y capitalización. O sea un esfuerzo a largo plazo.

  • Ninguna institución financiera puede sobrevivir en un ambiente inestable y riesgoso sin una fuerte capitalización tanto en sus recursos humanos (capital inmaterial) como en términos financieros (capital, reservas…). Ello es más evidente en el caso de las instituciones que pretenden trabajar con el sector rural, sometido como ningún otro a los efectos imprevisibles de la naturaleza.

  • El crédito y los servicios financieros no resuelven todo : no le pidamos peras al olmo. Los productores campesinos y las familias rurales en general tienen un gran diversidad de problemas productivos, sociales, económicos. No se puede esperar de una sola herramienta la solución a todos los problemas.

VIII. Qué hacer en los mercados financieros "emergentes" ?

  • Desarrollar y diversificar el sistema financiero nacional

    Desarrollar el sistema financiero nacional con una diversidad de actores para volver accesibles los servicios financieros adaptados a todas las categorías de la población. Ello incluye por supuesto a los bancos formales (públicos y privados), las asociaciones de ahorro y crédito y a las instituciones locales emergentes. Todos tienen un importante papel que jugar, aunque cada quién se debe especializar en lo que sabe hacer mejor. No le pidamos a un banco comercial privado desarrollar una relación estrecha con los campesinos centroamericanos. Tampoco, pidámosle a las ONG’s y a los bancos locales ofrecer servicios financieros a los grandes empresarios…

  • Orientar el ahorro nacional al financiamiento del desarrollo rural y urbano

    Enfrentar el reto de una mejor redistribución del ahorro nacional constituye a la postre el problema central del financiamiento del desarrollo. Para lograr que el ahorro nacional (depositado dentro y fuera de las fronteras nacionales) sea más orientado hacia el financiamiento del desarrollo y la producción y menos en las operaciones comerciales y/o especulativas se requieren decisiones políticas de fuerte consenso, particularmente a fin de regular mejor el mercado financiero. Deben crearse mecanismos que desalienten la especulación para premiar la inversión productiva, especialmente la que genera mayor valor agregado y es intensiva en trabajo. Uno de los temas de mayor importancia para alentar un proceso de inversión nacional a gran escala, para movilizar el enorme potencial productivo de los millones de productores pobres es robustecer los fundamentos jurídicos de la sociedad y particularmente resolver la inseguridad en el acceso a la tierra para las familias rurales, especialmente en el caso del sector reformado.

  • Necesidad de vinculación activa entre la banca formal y las instituciones emergentes

    Por un lado, los bancos formales ofrecen servicios muchos más diversos y amplios que las instituciones locales. Hay que usarlos. Servicios de ventanilla, cuenta corriente, depósito a plazo fijo, caja fuerte, transferencias internacionales…son útiles para las instituciones emergentes. Pretender desarrollar un sistema financiero paralelo y sin relación con el sistema formal es absurdo.

    Por otro lado, la experiencia y el capital humano de los bancos formales pueden ser muy valiosos para la formación de los actores de los sistemas locales especialmente en los aspectos administrativos, informáticos…

    En cambio, los mecanismos de fondos de garantía centralizados y de fideicomisos han demostrado claras limitaciones en la mayoría de los países donde se han implementado. De hecho, han sido casí totalmente abandonados en otras regiones del mundo (Africa, Asia).

  • Experimentación e integración horizontal

    Desarrollar el sistema financiero nacional requiere de una buena dosis de experimentación, de investigación y de formación, sin la cual no se podrán fortalecer las instituciones emergentes. En más de un siglo de existencia de la banca formal, no se pudo resolver el acceso de la mayoría de la población a los servicios bancarios. El desarrollo de los mercados financieros emergentes requiere también tiempo, innovaciones, creatividad…

    La diversidad de iniciativas locales actuales debe dar paso progresivamente a procesos de integración horizontales que permitan romper el aislamiento de muchos operaciones, la cooperación en beneficio mútuo entre los diferentes actores y el aprovechamiento de las ventajas que procura una estructuración en forma de red financiera. Sin embargo, la integración no se puede decretar aunque, un marco legal apropiado ayudaría enormemente a encauzar este proceso.

  • La cooperación internacional puede fortalecer las instituciones con mayor credibilidad

    La contribución de la cooperación internacional podría ser determinante en el alcance de los objetivos mencionados. La mayoría de los países del Sur reciben una cuantiosa cooperación técnica y financiera, que ha sido frecuentemente subutilizada o peor, invertida en operaciones de financiamiento inviables. El caso nicaragüense es ejemplar : se estima en más de 30 millones de dólares los fondos comprometidos por las agencias donantes para operaciones de financiamiento para los próximos 3 años mientras la capacidad instalada de intermediación viable es notablemente insuficiente. Por tanto, en muchos casos, hace más falta formar capital humano que captar ahorro, falta la capacidad institucional y no tanto el capital financiero.

    Muchos opinan que la inversión inicial para construir una red de financiamiento viable y duradera es un lujo. Sin embargo, los recursos necesarios para alcanzar el objetivo de una construcción institucional no son comparables con las enormes pérdidas ocurridas en las últimas décadas tanto a través de la banca pública como en las operaciones financiadas por agencias internacionales.

    La creación de una red de financiamiento rural con participación de los interesados es no solamente necesaria para apoyar los procesos de adaptación de los sistemas de producción al mercado y fortalecer el tejido económico y social rural sino que es totalmente factible. Las referencias mundiales sobre dichos procesos demuestran que una institución viable no se construye de la noche a la mañana. A nivel de un banco rural local se requiere de 3 a 5 años para alcanzar el punto de equilibrio financiero, mientras a nivel regional y nacional de 10 a 15 años son necesarios para lograr la viabilidad.

    En conclusión, el desafío principal del financiamiento rural está en fomentar la emergencia y construcción de nuevas instituciones, basadas en modelos de organización que superen los problemas presentes para ofrecer servicios financieros eficientes, adaptados y duraderos, como condición para impactar en el desarrollo.


Denis Pommier
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